En 2022, elegí este destino para hacer un viaje en grupo. Fue uno de los destinos que más me pidieron mis clientes ese año, así que tenía además de muchas ganas, altas expectativas.
Y ya os adelanto que no me defraudó.
La llegada a Estambul, me impresionó. Era de noche, y la cantidad de luces en los comercios aún abiertos nos deslumbraban. Me sorprendió lo inmensa que es.
Nuestro hotel estaba en el centro, y el guía nos explicaba que esa parte de la ciudad, tenía el tránsito restringido a vehículos. Justo cuando nos adentrábamos en la ciudad empezó la llamada al rezo. A mi me pareció muy bonita y oportuna para hacer ese momento casi mágico.
Después del check in y de cenar, nuestra intención era descansar, pues ese día habíamos madrugado y al día siguiente nos tocaba seguir madrugando. Pero algunos no pudimos evitar las ganas de pisar la calle antes de dormir. Y nos aventuramos a conocer los alrededores de nuestro hotel. (Aun no éramos conscientes de nuestra ubicación).
Callejeamos sin saber donde estábamos, alucinados de que a esas horas, (sobre las 23h) algunos comercios siguieran abiertos. Nuestra primera incursión en la ciudad fue corta, pero nos hizo gracia entrar a una especie de bar muy antiguo donde estaban fumando shisha y se mezclaban todo tipo de autóctonos de diferentes edades.
Al día siguiente madrugamos para poner rumbo por carretera a Capadocia. Cruzar el puente aún de noche fue muy bonito.
Por delante teníamos más de 700km y varias paradas. Paramos en Ankara (la capital) y visitamos el Mausoleo de Atatürk (el fundador de la República). El Mausoleo, no deja de ser un museo, más o menos interesante según el criterio de cada uno. Os pongo algunas fotos para que juzguéis vosotros mismos.
Aquí aprovechamos para comer. La siguiente parada fue en el Lago Salado Tuz Gölü (lago de sal), quedaban unas dos horitas para llegar a destino. Es uno de los lagos salados más grandes del mundo y el segundo de Turquía. La parada fue breve, tiempo suficiente para hacer algunas fotos, y comprar algún souvenir. Yo compré una body scrub, muy popular de la zona.
A mi personalmente, no sé si por la adrenalina del viaje o qué pero no se me hizo excesivamente pesado. Pero sí es cierto, que si os dan pereza los 700km, podéis coger la opción de avión hasta capadocia. Las visitas que os perderéis no son tan remarcables.
Una vez en Capadocia, visitamos el Valle del Göreme en el corazón de la capadocia, Valle de Avcilar, el Valle de las famosas chimeneas de las hadas, unas curiosas formaciones rocosas y las cuevas subterráneas.
Sin duda merece la pena llegar a Capadocia para ver este espectáculo de la naturaleza. Un imprescindible si visitas Turquía.
Nosotros no pudimos hacer el paseo en globo, porque había previsión de mal tiempo. Un motivo más para volver…
Viajamos a finales de octubre, y por la noche hacía bastante frío en esta zona. El día del globo amaneció con mucha niebla. Y nos ofrecieron la opción de hacer el paseo en globo en Pamukkale.
De camino a Pamukkale paramos en Konya, conocida por ser la cuna de la orden de los Derviches Danzantes. Y visitamos un “caravansarai”, antigua edificación surgida a lo largo de los principales
caminos donde las caravanas que hacían largos viajes con muchas jornadas de duración podían
pernoctar, descansar y reponerse.
La visita a Hierápolis, antigua ciudad helenística Patrimonio de la Unesco. Y al famoso «Castillo de algodón» una maravilla natural de gigantescas cascadas blancas, estalactitas y piscinas naturales formadas a lo largo de los siglos por el paso de las aguas cargadas de sales calcáreas procedentes de fuentes termales. La hicimos al atardecer y fue espectacular como se pueden apreciar en las fotos.
Además, el hotel en que nos alojamos tenía aguas termales y pudimos disfrutarlo por la tarde/noche
También visitamos la ciudad del Éfeso. Y no dejó de sorprenderme la espectacular Biblioteca, y como con un poco de imaginación puedes lograr ver como fue esa espectacular ciudad. Algunos punto de interés son el Templo de Adriano, los Baños Romanos, la Biblioteca, el Odeón, el Teatro…
La vuelta a Estambul, la hicimos en avión desde Esmirna, por lo que no hicimos noche en Esmirna. Dormimos ya en Estambul, así al día siguiente podíamos aprovecharlo en la ciudad desde temprano.
Es increíble la cantidad de turistas que tiene en estos momentos. Teníamos contratada una excursión de día completo para visitar las Mezquitas, las Cisternas, el Palacio Topkapi… Pero fue imposible entrar en Santa Sofía, debido a la larga cola. El guía nos recomendó ir a primera hora de la mañana después del primer rezo. Y ahí que fuimos. La verdad es que mereció la pena, entramos mientras rezaban, apenas había gente, y las fotos mientras amanecía quedaron preciosas.
El Palacio Topkapi, es muy bonito y recomendable para visitar. Nosotros al ir con guía y en grupo, teníamos el tiempo cronometrado. Pero es muy bonito y puedes hacerte una buena idea de como vivían los sultanes de la época.
Las Cisternas, también fue de las cosas que más nos impresionó.
Comimos cerca de esta calle tan popular y colorida que está próxima a la mezquita Santa Sofía y cerca del Gran Bazar.
El Gran Bazar, una locura. Muchas tiendas, pero la verdad, era mucho de lo mismo y los comerciantes estaban un poco bordes. No sé si tuvimos mala suerte, o es que últimamente ese es el talante. Pero no les hacía mucha gracia que les regatearamos. E incluso tuvimos algún momento un poco tenso.
Todas las noches que estuvimos en Estambul, cenamos en nuestro hotel, Antik Hotel. A mi personalmente me gustó mucho la cena. Comida típica turca, bien presentada, y muchos platitos como se estila. Además siempre estaba amenizada con música y el comedor contaba con ventanas panorámicas a la ciudad. El hotel tiene una ubicación muy buena. A 5 minutos andando del Gran Bazar y 15 min de las mezquitas.
Las habitaciones doble estándar son pequeñas, y el espacio es muy reducido. Pero dispone de habitaciones superiores.
Al día siguiente visitamos la Mezquita de Rustem Pasha, famosa por su gran cantidad de
azulejos de diferentes formas geográficas y decorados con motivos florales. La verdad es que es preciosa.
Y próximo ahí, estaba el embarcadero desde donde cogimos el barco para hacer el crucero por el bósforo. Super recomendable. Es impresionante las vistas de la ciudad desde el Bósforo.
Después del crucero visitamos el Bazar de las especies. Algunos aprovechamos para comprar té turco y de manzana (nos lo habían dado a probar en algunos lugares durante el recorrido y estaba buenísimo)
Comimos en un restaurante del puente Gálata y el resto de la tarde la tuvimos libre, para hacer compras.
Al día siguiente, después del desayuno en el hotel nos llevaron al café Pierre Loti, y de camino al café nos pararon en un mirador para contemplar las vistas de la ciudad.
El café Pierre Loti, es una pequeña terracita con vistas al Bósforo muy popular y tradicional. Que ha salido en numerosas series y películas turcas. A nosotros nos llevaron en bus privado y accedimos desde la parte alta. Pero si vas por libre, quizá debas acceder desde el teleférico en la parte baja.
De vuelta del café, paramos en Balat. Un barrio muy pintoresco y típico donde se encuentran las famosas escaleras de colores.
Después de comer paseamos por la Plaza Taksim hasta la Torre Gálata.
El último día tuvimos la mañana libre hasta la hora del vuelo. Que se aprovechó para hacer las últimas fotos y compras.
Hay infinidad de tiendas por la zona del Gran Bazar, así como lugares para comer. Al ir con un grupo de 30 personas, opté por la opción más comoda y llevar todas incluidas. Pero el último día comimos por libre y habían lugares que por 3€ tenías un dürum + bebida frente al Gran Bazar.
Turquía no me defraudó. La ciudad de Estambul tiene un encanto especial, que solo las ciudades que rebosan de historia y con un enclave inmejorable tienen.
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